martes, 12 de junio de 2012

No te rindas vuelve a intentarlo.

Conozco a cientos de personas que abandonaron su sueño por creer que todos los recursos estaban ya agotados. “Perdí el empleo” “al fin y al cabo ese ministerio no era para mí” “Casi me dan un aumento” “Asistí a la boda de la mujer de mis sueños, finalmente se caso con otro” “Hice todo lo posible, no creo que haya algo mas por hacer” “me conformo con que me hagan un lugarcito” Son las declaraciones de los que se sienten condenados al montón, de los que se conforman con un octavo puesto. Carencia de determinación. Mente de mediocridad.Lucas 5:5 "Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red." Observa al Señor acercarse a la barca de los Discípulos. Están resignados, trataron de pescar toda la noche. Y ahora lavan las redes en silencio. Solo molestas algas y basura de mar, son el saldo de una noche de fracaso. “Vamos a pescar” propone el Maestro. Imagínate un momento la expresión de los Discípulos. Observa a Pedro. Esta literalmente desencajado. Molesto. “Tu dedícate a levantar muertos, y nosotros a pescar” piensa el hombre de capernaun. Pero no mires a Pedro como un maleducado. La propuesta es descabellada, ilógica desde todo punto de vista. Ya lo intentaron toda la noche. No unas horas, sino toooooda la noche. Una cosa es hacerle una propuesta así a quien aun no lo intento, pero no a quienes ya hicieron todo lo que se suponía que se podía hacer. Pasaste por eso alguna vez? Claro que si. Oraste tres horas diarias y ayunaste siete días, trabajaste duro, creíste, diezmaste y diste tus primicias, hablaste con quien tenias que hablar, agotaste tus recursos, los contactos… Recuerda la mañana en la que desconectaste la línea telefónica para que no te llamaran los acreedores. Esperabas el milagro temprano, después de una larga vigilia, pero como nada sucedió, decidiste que era mejor quedar incomunicado. Vuelve a la dura noche en que te la pasaste colocando un pañuelo helado sobre la frente de tu niño. Toda la noche. Hora tras hora, hasta el amanecer. Puedes recordar cómo te sentías cuando los primeros rayos del sol invadían tu ventana sin darte tregua para un merecido descanso? O aquella vez que regresaste con las manos vacías, luego de haber buscado empleo todo el día?, estabas descorazonado, profundamente angustiado. La noche anterior tenias esperanzas, pero después de haberlo intentado todo, solo queda un vacio en el alma. El gusto amargo, la red vacia de peces y repleta de basura de mar. Comprendes mas ahora a Pedro? Diste lo mejor en el examen pero te reprobaron. Trabajaste duro pero al cliente no le gusto y prefirió la competencia. Preparaste tu mejor predica y la gente no la valoro. Oraste toda la noche y a la mañana siguiente, el enfermo empeoro. Enviaste tu currículo excelente y lo colocaron debajo de un montón de papeles. Y ahora aparece el Señor en la amarga playa de tu vida y te propone volver a intentarlo. “echa la red.” Te dice. “Parece que no estás enterado de la noche que acabo de pasar. Estoy agotado, me siento cansando, harto. Necesito dormir un poco, una siesta reparadora tal vez, pero no hacerlo otra vez.” piensa Pedro en sus adentros. A ver si nos entendemos, no estás hablando con un vago o un haragán, te estás dirigiendo a alguien que lo intento todo. Y cuando digo todo, es todo. Pero el Señor insiste. El quiere que comiences cuando los demás abandonan, que lo intentes otra vez. Quiere quitarte la mentalidad mediocre, la mentalidad del montón y hacerte único. Que salgas a buscar empleo otra vez. Que te prepares para el examen como si nunca antes lo hubieses rendido. Que pases otra noche de fiebre, sabiendo que podría ser la última.